Todavía no me
puedo considerar científica, pero mi tesis y mis estudios se engloban dentro
las conocidas como ciencias duras, la
biología molecular, un ámbito bastante representativo de lo que comúnmente nos
viene a la mente cuando pensamos en ciencia (personas con bata trabajando en un
laboratorio etc.) A pesar de ello, pocas veces me he parado a pensar qué es la
ciencia y donde está el límite de lo que es la ciencia o el método científico.
Ruy Pérez
Monfort define la ciencia como “una
búsqueda de la verdad y el entendimiento de la naturaleza a través de la
adquisición e interpretación de la información derivada de la observación”. Por
lo tanto, prosigue Ruy Pérez, es necesario adquirir nueva información e
interpretarla y la manera más apropiada para dicha adquisición es el llamado
método científico. Esta explicación me recordó que efectivamente sí que había
oído antes una definición de la ciencia, la cual tenía bastante interiorizada
como “ciencia es lo que se hace mediante
el método científico”.
Por eso, en un
principio me sorprendió mucho la
afirmación tan rotunda de César Tomé cuando dice que es falso que “para generar
ciencia moderna, se siga al método científico”. Pero esta declaración se convierte en convincente cuando expone que no se puede aceptar como válido un único método científico
y por lo tanto no puede usarse para discriminar
lo que es ciencia de lo que no.
Por ello, él
propone una definición de ciencia basada en actitudes y que no hace
uso del concepto método:
Ciencia
es la búsqueda sistemática del conocimiento cuya validez no depende de un
individuo o época concretos y que está abierta a cualquiera que quiera
comprobar sus hallazgos o reproducir sus experimentos; esta búsqueda se enmarca
dentro de un escepticismo sistémico y organizado que parte de la base de que
nuestro conocimiento se fundamenta en modelos y que toda hipótesis es falsa
mientras no se demuestre lo contrario.
Estas “actitudes
científicas” nos llevan a explorar qué
características tiene que tener un buen investigador. Volviendo al texto
de Ruy Pérez Monfort, se incide en el hecho de que el investigador debe tener
un profundo conocimiento del tema a investigar. No podría estar más de acuerdo
con esta afirmación, creo que muchos investigadores predoctorales llegamos a
nuestro tema específico por casualidad, teniendo solamente una idea general y
nuestro primer trabajo es hacer lectura bibliográfica intensa para conocer a
fondo nuestro tema y el estado de la cuestión. Además este conocimiento se debe
ir refrescando, estando al día de las nuevas publicaciones.
Por otro lado, la inteligencia y la imaginación se exponen como aptitudes no tan imprescindibles como cabría pensar, dado
que suelen ir acompañadas de un gran esfuerzo. Es por esto que la tenacidad y
la capacidad de trabajo sí que son capacidades indispensables. Incluso en mi
corta experiencia he podido comprobar que es muy fácil atascarse, o que un experimento salga mal así que toca perseverar. Por
último añadir que en mi opinión, no se entiende la ciencia sin colaboración. En
ciencias experimentales quizá es más visible porque siempre formas parte de un
grupo de investigación y el simple hecho de aprender mediante imitación de tus
compañeros ya me parece una manera de colaboración.
No sé porque empiezas diciendo que no te puedes considerar científica... yo creo que si, en formación si quieres, pero científica a fin de cuentas. Y creo que es importante asumirlo precisamente para reflexionar sobre esas cosas: el método, lo que diferencia ciencia y pseudociencia, cuando se puede dar una cosa por probada, etc. etc. Ese aprendizaje que comentas "del grupo", por ósmosis (podríamos decir) perpetúa los errores, y a veces hay errores de planteamiento importantes.
ResponderEliminarBuen trabajo!