Es sabido que la comunicación es
imprescindible en ciencia, si las aportaciones que hace un científico no quedan
documentadas es como si no hubieran
existido. Más aún, hoy en día los méritos de un investigador se miden en
artículos, por lo que todas las investigaciones y esfuerzos están dirigidos a publicar papers. Un artículo, por lo tanto, sería
la comunicación final. Pero antes hay un camino que recorrer mediante otro tipo
de comunicaciones menos formales o con resultados no tan definitivos. Estas son
las que se explican en las dos primeras lecturas y entre ellas se encuentran,
los seminarios, simposios y conferencias, así como las comunicaciones tanto
orales como en forma de póster de los congresos.
Pero, tal y como hemos visto, finalmente los
resultados de una investigación original
se deberán publicar en un artículo.Por consiguiente, este consiste en una
publicación primaria pero además debe estar escrito de una manera que
garantice su comprensión y reproducibilidad. Para ello, incide
Robert Day, es necesario que se redacte de una manera clara y sencilla. Además, se deberá organizar en el formato IMRYD (Introducción, Métodos, Resultados y
Discusión). También existe una variación
que puede parecer sorprendente pero que presentan
cada vez más revistas (en la práctica cada vez leo más artículos en este
formato) en la que los métodos van al final. Por lo tanto, tal como dice Day en
una frase que me ha gustado especialmente, “la preparación de un artículo
científico tiene menos que ver con el talento literario que con la organización “.
Peer
review o revisión por pares
Visto...
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