viernes, 30 de diciembre de 2016

Divulgación y yo




Reflexionando sobre el tema, me he dado cuenta de que prácticamente no consumo divulgación. Podría decirse  que es por desinterés informado, porque creo  que sí se a donde debería  acudir en busca de este tipo de información: Desde conocidas revistas (aunque estas, no sé por qué, no me generan tanta confianza) hasta blogs y páginas especializadas, pasando por libros clásicos que en mi caso,  siempre me han recomendado varios profesores (“El gen egoísta”,” Decostruyendo a Darwin” etc.)  pero  que por pereza nunca he leído. Cabe remarcar que el autor de este último, Javier Sampedro,  es un divulgador muy conocido y casi lo podría considerar clásico ya que escribe en El País desde hace 21 años.

Lo que sí suelo hacer es leer las noticias del entorno de la biomedicina que aparecen en periódicos y revistas con ojo crítico. Muchas veces los titulares de estas son demasiado “sensacionalistas” pero cuando compruebas lo que ha dicho el investigador o incluso profundizas leyendo  el artículo original de la investigación descubres que quizá era exagerado. Un ejemplo , estos días he visto el siguiente titular por todos lados: “Científicos españoles revierten el envejecimiento”, es un gran avance por supuesto , pero se ha conseguido en ratones y mediante una técnica no aplicable a humanos, al contrario de lo que sugerían  algunos medios.

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