jueves, 16 de febrero de 2017

Think outside the box




Según argumenta Thomas Kuhn en su teoría de las revoluciones científicas, la evolución de la teoría científica no proviene de la mera acumulación de hechos, sino que se alterna etapas de ciencia normal, en la que la comunidad científica ha logrado un amplio consenso sobre metodología, teorías etc., con fases de ciencia revolucionaria, en la cual ese conjunto de teorías (paradigma) antes aceptado deja de ser válido y da paso a uno nuevo que explique las anomalías que se hayan ido encontrando.

Lo primero que me vino a la cabeza al pensar en un paradigma clásico de mi disciplina, fue el denominado dogma central de la  biología molecular: “un gen una proteína”
Tras una cadena de investigaciones en los años 70 se planteó  la equivalencia entre un gen y un único tipo de proteína para la que codificaba. Esto llevó a formular lo que fue conocido como «Dogma Central de la Biología Molecular», que describía el proceso unidireccional por el que un gen se transcribía en un ARN que era traducido en la proteína final.

 
Pero algunas décadas más tarde este paradigma no pudo explicar porque las diferencias en la complejidad entre organismos no se correlacionaban con el número de genes. Se vio que teníamos unos 20.000 genes codificantes  pero entre 50.000 y 100.00 proteínas diferentes, por lo tanto “un gen, una proteína” ya no encajaba. La solución vino mediante el descubrimiento del splicing alternativo; existen genes interrumpidos (fragmentados) y  mediante este mecanismo sus fragmentos se pueden unir en diferentes combinaciones dando lugar a diferentes proteínas.

Además, la secuencia de eventos planteada por el «dogma central» también tuvo que ser modificada cuando se descubrió los virus de la familia de los retrovirus no tienen  ADN como material genético. Por el contrario, su genoma está compuesto por ARN, a partir del cual se sintetiza ADN por mediación de la retrotranscriptasa.

 



Por último, añadir que la biología molecular es una ciencia que avanza muy rápido y ya hay voces que proponen nuevos cambios y por lo tanto un nuevo paradigma. Quizá estemos entrando en la etapa de ciencia revolucionaria. Toca pensar fuera de la caja.

 

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