Buscando un poco en internet, me he topado con
grandes casos de fraude en el ámbito de la investigación básica en biología. Me
ha llamado la atención, por impactante y
más o menos reciente, el caso de Woo Suk Hwang, de la universidad de Seul. En
2004, anunció haber logrado clonar
células madre embrionarias humanas, llegando a publicar dos artículos enla
prestigiosa revista Science. A finales de 2005, esta investigación fue
cuestionada, Hwang fue acusado de fraude y expulsado de la universidad, y Science retractó
los dos artículos. Estos resultados tuvieron gran repercusión pero dos años más
tarde un colaborador de este investigador coreano confesó que los datos habían sido
falseados. Woo Suk Hwang fue destituido como profesor de la universidad e incluso
se le denunció por apropiación indebida de fondos públicos.
Pienso que este tipo de casos tan escandalosos los
vemos muy lejanos. No me puedo imaginar a nadie de mi laboratorio o incluso
centro de investigación llegando a ese punto. Pero, tal y como vimos en la
primera clase y en varias lecturas, además del fraude y el plagio científico,
en ciencia se dan malas prácticas que al fin y al cabo también son engaños.
Según la revista Clinical
Psychology 1 de cada 3 científicos admite usar ciertas prácticas
cuestionables. Lógicamente no todas estas prácticas son igual de malas, puede
haber algunas que incluso tengamos interiorizadas y no consideremos que estamos
cometiendo un fraude. El umbral de lo
aceptable lo pone cada uno y este mundo tan competitivo, con una presión
desmedida por publicar, puede llevarnos a “empujarlo” un poco tal y como comentamos.
Una buena solución sería publicar también los resultados negativos obtenidos,
ya que esto también es conocimiento y además puede resultar muy útil para evitar
a otros investigadores duplicar investigaciones poco fructíferas.
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