El
sistema de ciencia-tecnología- sociedad se define como el conjunto estructurado
de recursos y actividades relacionadas con la producción y difusión del
conocimiento científico y su incorporación a los procesos de producción de
bienes y servicios (según señala Ángel Pestaña en su artículo de El Mundo
científico).
Resulta importante valorar este sistema y para ello los indicadores miden los
recursos del sistema en términos de personal y gasto en investigación y
desarrollo (I+D).
Me ha
llamado la atención que en su documento sobre el sistema I+D en España, Javier
López Facal destaca como problema crucial de la I+D en Europa la llamada “paradoja europea”. Esta
consiste en que la producción científica y sus resultados son los mejores del
mundo mientras que los resultados tecnológicos son inferiores. Esto se debe,
según el autor, a que se incide en investigación básica pero la investigación
encaminada al desarrollo técnico está estancada.
Esto no
se corresponde con lo que he visto en el informe del INE, Indicadores de recursos destinados a I+D. 1967-2002, del que me
ha llamado la atención que no haya cambiado el gasto porcentual por tipo de investigación
desde el comienzo. En el vemos como alrededor de un 40% del gasto va dirigido a
la I+D aplicada, otro 40 % al desarrollo tecnológico y el restante 20% se lo
lleva la investigación básica. La menor partida por tanto.
Por
último, el estudio de la percepción que tiene la sociedad de la ciencia me ha
resultado interesante. Me alegra ver que la gente está bastante de acuerdo en
con la afirmación de que la ciencia aporta más beneficios que efectos dañinos.
Así como que puede resolver cualquier problema y que puede curar enfermedades. Pero
me ha parecido curioso que cuando se les pide valorar la tecnología solamente
(sin mencionar la ciencia) la percepción es peor ya que aceptan afirmaciones
como que la tecnología destruye el medio ambiente o promueve un estilo de vida
artificial.
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